CAPÍTULO. 7 SIGNIFICADO METAFÍSICO DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE MOISÉS (Parte II)

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CAPÍTULO. 7


SIGNIFICADO METAFÍSICO DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE MOISÉS (Parte II)


Los tres primeros mandamientos exponen el Principio de Mentalismo ya tratado, de manera que no los vamos a desentrañar sino al final, después de exponer lo que encierran los mandamientos números: 6, 8, 9 y 10, o sea, “No matarás”, “No hurtarás”, “No levantarás falsos testimonios” y “No codiciarás”.
Para empezar a poner en claro, el vocablo “No” no tiene la misma intención de aquellos afiches que nos colocan en puntos determinados de las ciudades y que dicen “No tirar basura”, “No pise el césped”. Estos son actos que la ciudadanía puede cometer pero no debe, y asi se lo ordena la autoridad. El “No” de los Mandamientos significa “No puedes” por más que lo intentes. Que es inútil y absurdo que sigas creyendo que lo puedes hacer porque no lo lograrás. Mi Maestro decía que el “no” del Pentateuco equivale, en el idioma de hoy, a que alguien dijera: “No atravesarás a nado el Océano Atlántico”.
¿Por qué? Porque ya tú sabes que no lo puedes intentar siquiera. No posees la fuerza. El cuerpo material no tiene voluntad propia. No puede oponerse ni mandar. La vida está en el espíritu, en el alma, en el Yo Superior. Al abandonar ésta el cuerpo de carne y hueso sólo queda la masa inerte, sin la vida. De manera que podrías encajar un puñal en el cuerpo de fulano; podrías echar cianuro en el café de zutano; podrían sus cuerpos dejar de existir en el plano terreno, pero ellos continuarían llenos de vida y conscientes en el plano que le sigue, y lo único que habrías logrado es hacer que la Ley del Ritmo, al devolverse, te golpee a ti. Morirás por mano de otro o por “accidente”. Los conocidos dichos “Ojo por ojo, diente por diente” de la Biblia y el popular “El que a hierro mata, a hierro muere”, no son mitos.
Sólo que NO ES DIOS QUIEN CASTIGA (como se cree) SINO SUS LEYES; Su Principio rige en todos los universos y en todos los planos, tanto para retribuir el Bien como para cobrar el Mal. No en vano se dice que “el orden es la primera ley del Cielo”, y Jesús dijo “hasta los cabellos de tu cabeza están contados”.
Ahora verás mejor lo dicho referente a que ningún mal te puede venir de afuera hacia tí. Nadie puede hacerte un daño si en tu “récord” no aparece que tú hayas hecho un daño similar a otro. Nadie puede “matar” tu reputación, ni tu negocio, ni tu felicidad, ni tu hogar ni ninguna otra pertenencia tuya; ni tú puedes matar nada de eso en otro, ni existen accidentes ni casualidades. Las grandes Leyes te protegen. Ya la gran mayoría se siente incapaz de asesinar al prójimo. Ya es mucho. Pero ahora viene el segundo aspecto del Mandamiento a decirnos que es inútil intentar dañar a otro o a sus pertenencias por medio de la calumnia, el chisme, la mentira o el “truco”, y que lo único que se logra con eso es que la Ley, devuelva idéntico mal al que lo intenta. El Búmerang regresa inevitablemente hacia el punto en que fue lanzado.
Y ahora con respecto a darle muerte a un insecto o a un animal. EL SENTIDO COMÚN ES LA FORMA EN QUE SE EXPRESA LA SABIDURÍA DIVINA A TRAVÉS DEL HOMBRE. Apréndete esta máxima de memoria. Repítela y recuérdala cada vez que te enfrentes a una circunstancia dudosa. Detente ahora y repítela hasta que se te grave.
Somos los hermanos mayores de toda manifestación de vida inferior a la nuestra. La vida es toda una sola expresándose a través de todo lo que ella pueda animar. Los insectos, las aves y los animales son seres humanos en potencia.
Están en etapas muy tempranas de su evolución y algún día, después de muchos, muchos milenios adquiriendo sustancia y materiales, experiencias y prácticas, elevándose de forma en forma, de reino en reino, llegarán a condensar todo esto en la forma exterior de un ser humano. Casi nunca se retrocede. Es decir, que se puede estacionar y retardar, desviar y optar por un camino distinto, pero el ejemplo de no retroceder jamás lo da nuestra Tierra. Ella jamás vuelve sobre sus pasos. Empleó millones de años en transformarse de nebulosa en planeta y allí en producir seres vivientes. El día jamás se devuelve de las siete de la noche a las doce del día del mismo día. El hombre no puede destruir su esencia para renacer en un animal. Sabiendo todo esto, al contemplar un animalito viviente, debe darnos una compasión muy grande pensar el trabajo que está haciendo y que le está costando, aprender a movilizarse, a adaptarse y manejarse en su mundito de una dimensión, y que al destriparlo con el pie le estamos cortando en seco su minúscula aunque valiosa experiencia. Esto lo aprenderás mejor en el Principio de Vibración. PERO... y es un pero muy grande, la Sabiduría Divina, a través del sentido común, nos convierte en jueces aún siendo los hermanos mayores.
Vamos a decir que un día en nuestra casa limpia, ordenada y aseada, aparece una cucaracha o una chiripa. Estoy cansada de verte dar el salto con el zapato en la mano, y, GRRRAC! Pereció la pobre. Y ahora me dirás ¡Pero cómo! ¿Voy a dejar que se cunda mi casa de esos animales? No, en absoluto. No puedes, ni debes permitir que permaneza ni un segundo más bajo tu mismo lecho. Tú, en tu carácter de hermano mayor, tienes el deber de vigilar, de enseñar, de corregir y de frenar a tus hermanos menores. No puedes permitirles que aumenten indebidamente ni que se introduzcan en donde no pertenecen. Tampoco debes permitir que otro, ni siquiera un animalito irracional, abuse de ti. Si lo permites, haces mal. Pero para eso tienes tú la mente que esos seres no tienen aún, y por eso dijo Moisés en Génesis (cap. 1, ver.26) “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”. Fíjate que esto último lo dice tres veces. Cuando la Biblia repite tres veces significa que la frase tiene idéntico significado en los tres planos. En otras palabras, que no ha de buscársele interpretación metafísica o jeroglífica; que ella expresa una verdad eterna y fundamental.
Ahora, los animales, o seres irracionales, no tienen un espíritu (digamos), individual. Tienen lo que llamamos “espíritu de grupo”, o sea, que el gran conjunto de cada especie forma un espíritu; o tal vez no sea sino una partícula de un espíritu. (Eso no lo puedo conocer. No he llegado a esas alturas). Lo cierto es que ellos (los seres irracionales) actúan en grupo y por líneas ya determiandas de acción. Por ejemplo, las abejas. Un tipo de abejas obedece al instinto de construir panales de cera. Otro al instinto de atender a la reina y así sucesivamente. Son acciones automáticas. Ellas individualmente no piensan, piensa por ella el gran conjunto que firma una mente, y las guía por medio del instinto (podríamos decir). Empleando la ley de Correspondencia, vemos cómo corresponde esta actuación mecánica de las abejas a una situación similar en el reino humano. En la construcción de un edificio, por ejemplo, hay muchachos cargadores de agua. Hay albañiles que pegan ladrillos. Hay carpinteros que hacen puertas. Hay obreros especializados en molduras, pinturas, adornos. Y todos trabajan casi mecánicamente, cada uno en su línea determinada, todos cumpliendo algo que está en la mente del arquitecto. En el hombre ¿qué corresponde? Los pies hacen el trabajo automático de caminar. Las manos, de maniobrar, los ojos, de mirar. Los oídos de escuchar, etc. Y todo obedece al impulso que envía la mente a través de líneas, que llamamos Nervios en el hombre. Sabiendo esto, cuando tú encuentres un insecto fuera de lugar, frena tu primer impulso de aniquilarlo. El espíritu de su grupo está a tu misma altura mental; forma parte de la mente universal; lo contactas al dirigir tu mente hacia él. Simplemente dile: “AQUÍ HAY UNA CÉLULA TUYA QUE SE ENCUENTRA FUERA DE SU AMBIENTE. NO ES ARMONIOSA A MI AMBIENTE. DIOS ES ARMONÍA PERFECTA. LLÉVATELA”.
Sentirás una gran emoción al ver que el insecto se detiene inmóvil, como recibiendo la onda, y al minuto corre a desaparecerse. No lo volverás a ver. Y en el caso de que tu propia conciencia no está aún segura de la Verdad que te acabo de enseñar; bien sea que tú sientas dudas del resultado; o que hagas el “tratamiento” con DEMASIADA VIOLENCIA y ves que el animal continúa molestándote, dale tres “chances”. Dile al espíritu grupo: “SI NO TE LO LLEVAS PRONTO, VOY A TENER QUE MATARLO”. Generalmente no te verás en el caso de matarlo. En muy pocos casos se resiste a irse. Sólo cuando él mismo está buscando la muerte porque ya ha vivido su vida; y en ese caso (cuando te lo indique tu sentido común, que es la Sabiduría Divina en ti) mátalo con un golpe fuerte y seco. No lo dejes a medio vivir, agonizando. Y sin violencia de tu ánimo, sin rabia ni disgusto, dile: “QUE EVOLUCIONES EN MEJOR ESPECIE”. Todo depende de la intención y el pensamiento con que se ejecute.
Hay sectas y órdenes de las que se dicen “ocultistas” que no comen carne. Alegan que las vibraciones de dolor del animal al ser matado contaminan al alma humana; alegan también que las vibraciones de la especie inferior degradan al ser. El Maestro Jesús negó esta creencia cuando dijo: “No es lo que entra por su boca lo que contamina al hombre, sino lo que de su boca sale; porque lo que sale de la boca, del corazón procede”. Ya conociste la explicación de esta lección en el Capítulo “La Palabra”. Y de acuerdo con Moisés repetimos: “NADIE NI NADA PUEDE DAÑARNOS DE AFUERA, A MENOS QUE LO HAYAMOS MERECIDO; A MENOS QUE LO ACEPTEMOS POR CREER QUE SÍ ES POSIBLE”. Pero cuando conocemos esta Verdad y la recordamos siempre, nada ni nadie puede causarnos daño alguno.
El gusto por comer carne, o la necesidad de la carne como alimento sólo significa que el individuo aún conserva una cantidad de su naturaleza animal (animal carnívoro, se entiende). No ha llegado aún al punto en que sus células pueden prescindir del alimento ingerido del exterior, eso es todo; porque el limitarse obligatoriamente a comer frutas y verduras no es una prueba de elevación espiritual, ya que la vaca y el caballo no comen sino yerba y granos. Al no más entrar a estudiar metafísica, comienzan a limpiarse las células del cuerpo por el hecho de que se empieza a vivir en un mundo mental-espiritual, y de acuerdo con el Principio de Correspondencia, “Como es Abajo es Arriba”; “Como es Arriba es Abajo”. Todo el ser evoluciona a la vez. El estudiante nota, tarde o temprano, que comienza a no necesitar la carne como alimento, y llega a aborrecerla sin que nada ni nadie lo fuerce a ello.
Algo muy importante: Cuando estudies el Principio de Vibración podrás comprobar la verdad científica que es imposible que una vibración de menor frecuencia pueda dominar a una de mayor frecuencia. El animal vibra en un plano inferior al hombre; ¿Cómo podrá jamás afectar a éste? Únicamente bajo una condición; que el hombre esté ignorante del principio de Vibración y crea posible el ser afectado por las vibraciones del animal. Creyéndolo, lo está aceptando y por lo tanto sometiéndose a una ley inferior a él.
Por esta misma razón es que no se puede matar. La vida es positiva. La muerte es negativa, o sea, que es la negación de la vida. La vida es indestructible. No puedes matar por más que lo intentes.

Bibliografía:
Metafísica 4-1 (CONNY MENDEZ)
Título:
SIGNIFICADO METAFÍSICO DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE MOISÉS
Cap. 7 P.pp. 60-76 Ed. Octubre 1995

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